Debería escribir sobre ciberliteratura, pero cambiaré el enfoque para ofrecer unas reflexiones que pretenden, deliberadamente, provocarlos. Porque siento que estamos tomando al toro por el rabo; tratemos de voltear las cosas y mirarlas desde otro punto de vista: el de los cambios que está sufriendo el cerebro en la época digital, de las transformaciones vertiginosas que están afectando no tanto al “libro” en sí mismo, sino a los lectores, la lectura y lo que de ello se desprende. Espero no fracasar en el intento.
Hasta ahora, la discusión a lo largo de los últimos años se ha centrado, primero, en la total negación de que el libro electrónico pueda competir alguna vez con el de soporte en papel y, luego, en un aspecto que ha sido el que más ha preocupado a la industria editorial: la evolución del libro electrónico, el surgimiento de dispositivos de lectura y la migración de una creciente parte de los contenidos a los nuevos…
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