El Gran Día de los Inocentes.

Las dos de la tarde, ya el palo para brincar está pintado. Bueno ahora hay que preparar la ropa nueva que mami me compró, hay que dejarla en un lugar seguro y que resulte rápida su búsqueda. Hace noventa y nueve años y todavía seguimos celebrando. El comité se reunió ya encebaron el palo, la tarima esta adornada, las luces de la guirnalda funcionan, los kioscos están montados. Repasando los detalles; la música, los dramas, los payasos, ahora hasta comida gratis para todo el que llegue. Ya el Obispo fue invitado, el va a presidir la celebración, es posible que hasta el alcalde llegué a la iglesia. Que alguien organice la procesión, no puede faltar este elemento. Todos quieren salir en la procesión, la misma representa la sagrada familia, María, Jesús, el Niño, los Reyes, los Pastores. Que mucha alegría se siente, se percibe en los niños, los adultos, mujeres y jóvenes. Todos a la espera de la gran celebración, ropa nueva, zapatos nuevos, no hay espacio para nada más que no sea esperar el momento. Hay que acostarse temprano, los pequeños están ansiosos. Quieren que amanezca ya. Que emoción, explotó el primer cohete, es el anuncio d que el día llego. Hay que vestirse, la misa nos espera, hay que salir en la procesión, hay que brincar el “juajua jui, los Inocentes están aquí”. Es el himno de la presencia de los Inocentes, el himno que anuncia que ya empezó la celebración, todos peregrinan hacia la iglesia, es el encuentro en la misa patronal. Los viejos amigos se saludan, los que viven en otras tierras regresaron para celebrar, pero conscientes que primero y, el inicio de todo, es la misa. Tremenda predicación; lo importante de la gratitud, lo importante de la generosidad, lo importante de preservar las tradiciones. Por eso es que seguimos allí, esperando año tras año el momento. Llegó el 28 de diciembre. Hace 99 años que muchos que ya no están celebraron, hoy sus generaciones siguen celebrando y pasando la costumbre. Es la gran fiesta del barrio, hoy es día festivo en el barrio. No se hace nada más que celebrar y compartir.

Sin duda hoy es  el gran día de los Inocentes.

Alguien protegerá al meón

 

Comienza la convención de educadores en un famoso lugar del Universo, todo el escenario está preparado para poner en discusión los acuerdos a los que serán sometidos los súbditos del imperio. Entre los invitados especiales sobresalen; Platón, Aristóteles, Dewey, Sócrates, Hostos, el Maestro Rafael Cordero y representantes del Consejo Superior de Ahorros y Pensiones.  La reunión es presidida por el enviado del Presidente de la República. Se discute la agenda de la reunión y todos estipulan que allí debería estar un representante de los maestros y administradores escolares. Surge la primera discusión entre los presentes, ¿a quién se seleccionará?, ¿a uno de los Felicianos, a de los Díaz, a los Maderas? Bueno esos son pedagogos, pero, ¿y que de los que dirigen los liceos educativos? Sin duda alguna surge de inmediato la primera sospecha, esta gente está dividida. Platón propone que se tire un sorteo, por otro lado Aristóteles sugiere que no se inviten, Sócrates establece que como medida de consenso sean invitados todos. Se acepta la recomendación y se les invita para la próxima reunión. Llegó el día esperado, todos llegan al encuentro con sus propuestas y contrapropuestas. El punto principal de la reunión estál relacionado a la reforma a las clausulas de ahorros y retiros de los que aportan al Consejo Superior de Ahorros y Pensiones. Ante la discusión y tranque en las negociaciones el grupo de los pedagogos y los enviados del Presidente de la República se levantan de la mesa. No hay acuerdos, esto parece que se fastidió, ahora divididos, el Presidente de la República se encargará de imponer su voluntad. Los invitados especiales se presentan como mediadores, pero no hay éxito. Cada cual se va a sus tareas y al filo de las 12 p.m. el Comité de Fusilamiento recibe un escrito del Presidente para que reforme todo lo relacionado al Consejo Superior de Ahorros y Pensiones. Se abren las puertas de la casa del Comité de Fusilamiento y rebeldes vestidos con camisetas amarillas y reforzados por aliados irrumpen en el salón de la discusión. Con palos, bolígrafos, altavoces y pancartas provocan que los miembros del Comité de Fusilamiento abandonen el salón, ahora ellos son los que mandan allí, dicen que son pedagogos y eso se arregla a su manera, si el Presidente de la República los engañó, ahora a ellos hay que escucharlos. Interesante, surge de atrás de la cortina un Feliciano que da órdenes a los insurgentes, hay que dar un golpe de estado, hay que destruir propiedades, ocupen los asientos, tomen como rehenes a los miembros del Comité de Fusilamiento que quieren destruirnos, sin miedo. Una diminuta mujer muy Lara se sienta en la butaca del Presidente del Comité de Fusilamiento y agita las masas. Les recuerda que como pedagogos tienen que actuar, si hay que empujar, a empujar, olviden las lecciones de Platón, Aristóteles, Sócrates, Dewey, Hostos y el Maestro Cordero. Lo necesario es defender nuestro futuro, añade la Lara. Al otro lado del tumulto aparece una Díaz solloza, lamentando el engaño, lamentando los incidentes que se han dado, expresa que ella no es parte del grupo, no los conoce, son enemigos de la República.

A lo largo se observa en una de las bancas a un grupo de camisas amarillas haciendo un círculo, el Feliciano y la Lara, ante el cuestionamiento de los cronistas, indican que están en oración para que no ocurra ningún acto de vandalismo y que el Presidente de la República renuncie a sus reformas. Pero gran sorpresa, hay un tubo roto en aquella banca, era evidente que alguien había roto la tubería subterránea, el chorro de líquido amarillo y con un olor extraño empezaba a fluir por toda la línea de banca. Delataba a alguien o a algunos, algún acto terrorista, hay que abandonar el lugar antes que explotemos, se escuchaba entre los integrantes del círculo. Se escucha que ante el aparente acto de terrorismo el Gobierno de la República vecina había activados sus tropas antiterroristas para el análisis correspondiente de la sustancia extraña que corría por la banca. Luego de múltiples análisis, era evidente, alguien de los del círculo no pudo controlar su esfínter y ante la vejiga llena y la incontinencia urinaria terminó meándose en la banca. Que mejor forma de concluir el asalto a las instalaciones que con una buena mea. De ahora en adelante el grito de lucha, difundido a todo el mundo, es que el ataque es con meao. Si, así es que se lucha diciéndoles a los padres niños y público que la expresión mágica de una protesta es una buena mea. Total alguien protegerá al meón.

Eduardo El Grande

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En aquel tiempo, cuenta la historia, que el pueblo estaba sometido por un régimen dictatorial, necesitaba urgentemente de alguien o algunos que le liberara. El había estado allí, había combatido al emperador, lo había atacado, lo había combatido, lo había retado. Muchos a su alrededor descubrieron que era el único con la capacidad de controlar la situación y salvar pueblo. Todos se organizaron, los grupos desplazados y marginados se le unieron, lo apoyaron, lo promovieron como la esperanza del que sucumbe. Ese líder estaba allí, era el elegido para ocupar el trono, no había espacio para que el emperador continuara haciendo daño y flagelando al que no estaba de acuerdo con el.

Todos se unen, preparan el libreto y el mecanismo para que el hombre con las cualidades lograra la entrada triunfal, su selección y posteriormente su entronización El había estudiado en escuelas y universidades privilegiadas, se había criado en la loza, venía de una familia de mucho linaje. Ese hombre que estaba decidido a lograr el control absoluto conocía de política, de diplomacia, era un gran comunicador, sabía como manejar a los medios y, tal vez, controlarlos, o mas bien, enfocarlos en el mensaje que el y, únicamente el, quería que se llevara. Era un gran conciliador, sabía escuchar. Pero hay problema, cómo lograr que los más humildes crean en el, que se coman el cuento de que está con ellos y es parte de ellos, hay que convencer al; de abajo, hay que idear un mensaje y una frase de pueblo y para el pueblo.

Se reúnen los comunicadores, hay que crear una nueva imagen; fresca y que sea “digerida” por la masa. Inicia el montaje; si es para la masa, para el corriente, para el que tiene que comerse el cuento, ser hipnotizado y condicionado, entonces conviene que al gran hombre se le  convierta en un hombre de pueblo, que se identifica con el pueblo. Esa es la clave. Que mejor que penetrar con una frase pueblerina, que responda a las necesidades del trabajador, que esté dirigida a colorar un canal de comunicación en el que el atropellado sea escuchado. El pueblo tiene necesidad de hablar, de que alguien le escuche. Aquel hombre está para eso, para escuchar al  indigente, al oprimido, al pobre, al que no tiene recursos, al que reclama sus derechos, al que es explotado. Definitivamente si el pueblo habla el los va a escuchar, bueno podría ser que el los va a oír, porque escuchar y oír no necesariamente son la misma cosa ni tienen el mismo significado.  La frase logró su objetivo, el hombre fue respaldado, el discurso caló en la conciencia de un pueblo necesitado. El pueblo habló, ahora el hombre los escuchará y los complacerá.

Se inician las ceremonias de entronización y el gran hombre es presentado como el que ocupará el puesto de importancia. Sus compañeros de batalla lo respaldan por que es el mejor. Hay que bautizarlo. Un Cirilo se le acerca y propone que de ahora en adelante se llamará Eduardo El Grande. Su magia será la diferencia, pero el hechizo del pasado emperador lo ataca y se transfigura en Eduardo El Emperador. Su camino de retorica y diferencias apenas inicia. Ya algunos han sido aplastados por no estar de acuerdo con el. Total el sigue siendo Eduardo El Grande, al que el pueblo habló, pero no hay obligación de escuchar.